La pieza indispensable en la maquinaria de la ciencia ficción: El Novum
El concepto básico de lo que significa ciencia ficción, es popularmente conocido y bastante simple de entender en realidad, para comprobarlo solo hace falta leer la definición que hace la Real Academia Española (RAE): “Género literario o cinematográfico, cuyo contenido se basa en logros científicos y tecnológicos imaginarios”. Esta es una concepción sumamente concisa y concreta, sin muchos matices ni ambigüedades. De ella podemos extraer una idea: los logros científicos y tecnológicos imaginarios que contiene una historia, son los que la llevan a formar parte del género de la ciencia ficción.
En principio, cabe mencionar, que la descripción hecha por la RAE, deja por fuera otros medios en los que también se realizan proyectos sci-fi, como la televisión, los videojuegos e incluso el teatro. Aunque si lo vemos con ojos menos críticos y desde una posición más flexible, podríamos asumir que: del mismo modo en que lo “literario” engloba, no solo a las novelas escritas, sino también a los cómics y novelas gráficas, de forma similar (quizá menos idónea), la categorización de “cinematográfico” se emplea en un ámbito extendido, para referirse a todo tipo de producciones audiovisuales más allá del cine, ya que comparten ciertas características comunes y se influyen entre sí.
Hay quienes adversan a estas conceptualizaciones como la de la RAE, por considerarlas simplistas e incompletas, pues prefieren las definiciones o afirmaciones de carácter filosófico y hasta poético, que han expresado algunos de los grandes autores del género. A continuación mencionaré algunos ejemplos de las respuestas de escritores de renombre a la pregunta: ¿Qué es la ciencia ficción?
Isaac Asimov, «es la rama de la literatura que se ocupa de las respuestas humanas a los cambios efectuados al nivel de la ciencia y la tecnología», «es lo improbable hecho posible».
Ursula K. Le Guin, «es la ficción que se ocupa de los cambios en la estructura de la realidad, ya sea a través de la ciencia, la tecnología o la sociedad».
Philip K. Dick, «es la única literatura que nos permite explorar la realidad como algo que puede ser alterado».
Arthur C. Clarke, «es algo que podría suceder, mientras que la fantasía es algo que no puede suceder».
H.G. Wells, «es la literatura del desconocido y del futuro, una forma de explorar las posibilidades que nos aguardan más allá de nuestras fronteras actuales».
Ray Bradbury, «es la literatura del sueño humano, una forma de explorar nuestras más profundas aspiraciones y temores a través de la imaginación».
En ese sentido, algunos demandan que el concepto sea mucho más amplio y explícito, haciendo mención de las motivaciones filosóficas de la trama y la profundidad de los personajes, enfatizando además los conflictos sociales y culturales motivados por la acción, uso o presencia del determinado elemento tecnológico ficticio en la historia.
Ciencia ficción o buena ciencia ficción
En mi opinión, una definición de carácter técnico debe establecer estrictamente lo que se considera necesario para catalogar a una obra como de ciencia ficción, ya que una cosa es definir si una obra pertenece o no al género y otra cosa diferente, es establecer las características que hacen que la obra definida de antemano como de ciencia ficción, sea considerada como una excelente exponente de ese género o como una muestra mediocre. Es decir, que no es lo mismo ciencia ficción que buena ciencia ficción.
De modo que, cuando se dice que una obra de este género debe contener el planteamiento de preguntas sobre la naturaleza de la realidad en la que se desenvuelven los personajes, y mostrar los efectos de la ciencia y la tecnología sobre la sociedad, se están mencionando los aspectos propios de la buena ciencia ficción, pero eso no significa que sean detalles imprescindibles para que una historia pertenezca al género.
Existen textos (ni hablar de películas y series de TV) que indudablemente forman parte de la ciencia ficción, pero que están enfocados en entretener a sus lectores, ofreciéndoles impactantes escenas de acción, una estética cautivadora en sus escenarios y sobre todo un grado impresionante de tecnologías ficticias, al mismo tiempo que abandonan por completo la profundidad narrativa y filosófica de sus tramas. Esto simplemente es así, y que ocurra no tiene porqué ser algo malo, solo que su propósito es distinto al de alcanzar un nivel elevado de calidad literaria desde una perspectiva intelectual.
Condición sine qua non
Dejando a un lado lo de la calidad y la buena ciencia ficción, para que una obra sea catalogada como parte de este género, debe existir, dentro de la historia que narra, un elemento indispensable, que la diferencia de los ejemplares de otros géneros. Este factor crítico y exclusivo de la ciencia ficción, es lo que Darko Suvin a etiquetado con el nombre Novum, haciendo uso de la palabra proveniente del latín que significa Objeto Nuevo y que había sido acuñada previamente por el filósofo marxista Ernst Bloch en un contexto político.
El novum, por lo tanto, son esos logros científicos y tecnológicos imaginarios que menciona el concepto de ciencia ficción de la RAE, es decir, esas tecnologías ficticias o fundamentos pseudocientíficos que sustentan la verosimilitud de la narración.
Yo diferenciaría dos elementos que si o si, al menos uno de ellos, debe encontrarse presente en una obra, para que esta pueda ser considerada como exponente del género: en primer lugar la existencia en la historia de algún tipo de ciencia o tecnología ficticia y en segundo lugar, un mundo (escenario, ambiente o sociedad) alternativo al que conocemos en la realidad. Por ejemplo, si en la historia existe una máquina del tiempo, eso es suficiente por sí solo, para que a la obra se le considera ciencia ficción, si por el contrario no existe ningún aparato tecnológico imaginario, pero los acontecimientos se desarrollan en otro planeta distinto a la tierra o en otro universo o dimensión, de igual manera se trata de un producto de ciencia ficción.
Sin embargo, en el caso del segundo elemento, es decir el de los mundos alternativos, existe una condición extra: que ese mundo tenga como origen, causa inicial o explicación, algun fundamento de carácter científico o tecnológico (Novum), bien sea real o ficticio. Por ejemplo, la existencia de un planeta poblado por seres extraterrestres es algo de corte científico, en cambio un mundo habitado por elfos, hadas, duendes, trolls, gnomos y demás seres mitológicos, corresponde a una fantasía, debido a que la razón de ese panorama no es científica sino de tipo metafísico o fantástico.
Llegamos así al punto en que las fronteras se vuelven difusas. ¿Qué pasa cuando el relato muestra una sociedad distópica que transcurre en el planeta tierra en una época equivalente o inferior a la actual y no se exhiben dispositivos tecnológicos diferentes de los que existen en el mundo real? Podría parecer, que al tratarse de una distopía social, es decir una sociedad alternativa a la real (ambientada en un mundo posible científicamente), seria suficiente para considerar tal obra como de ciencia ficción, pero existe un genero mas apropiado para este tipo de historias.
Realismo especulativo
El género correcto de esas obras se denomina realismo especulativo, el cual corresponde exclusivamente a historias que aun presentando circunstancias sociales ficticias, no contienen elementos científicos irreales. Un ejemplo puntual de este tipo de casos es la novela El cuento de la criada de Margaret Atwood.
Otra situación confusa se da cuando las historias se desarrollan dentro de los límites de la tecnología existente en la actualidad, pero en campos científicos y niveles tecnológicos avanzados que se aproximan mucho a lo desconocido. El ejemplo más claro de esto que se me ocurre sería el libro Apolo 11 de Eduardo García Llama, que obviamente está basado en hechos reales, además con gran apego a la realidad, pero por la temática que aborda se acerca bastante al terreno de la ciencia ficción. Este caso, tampoco lo considero Sci-fi por no dejar espacio a la ficción.
Otro ejemplo similar, aunque en esta oportunidad si creo que corresponde a una obra de ciencia ficción, es El marciano de Andy Weir, esta historia pese a emplear tecnologías muy similares a las que existen en la realidad, me parece que no es exactamente la tecnología real (al menos eso queda en duda), debido a que hasta el momento la humanidad no ha logrado viajar a Marte. En base a eso, la coloco dentro del género de ciencia ficción, aunque está justo en la frontera.
En función de ello, puede decirse que lo que hoy es considerado ciencia ficción, mañana puede no serlo. De hecho, hay obras de ciencia ficción escritas en el siglo pasado, que si se escribieran en la actualidad, ahora no calificarían como parte de este género, pues los avances tecnológicos que describen, han sido alcanzados en la realidad. Otra cosa, de la cual hablaré en otro artículo, es la combinación de la ciencia ficción con la fantasía, dando origen a géneros mixtos.
¿Qué opinas tú? ¿De qué forma defines lo que es el novum de la ciencia ficción? ¿Cuáles son tus autores u obras favoritas de este género?